Ken Salazar, durante su primera conferencia, luego de la victoria del republicano Donald Trump, culpó de manera directa, a México, por las deficiencias, que aún poseen, las operaciones contra el narcotráfico dentro y fuera de la Frontera.

La Secretaría de Relaciones Exteriores de México envió una nota diplomática a la embajada de Estados Unidos en respuesta a las declaraciones hechas por el embajador Ken Salazar, el cual criticó la política de seguridad del expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), conocida como “Abrazos y no Balazos”.

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Según la Cancillería mexicana, el país azteca “manifestó su extrañamiento por los mensajes emitidos por el actual embajador de Estados Unidos en nuestro país”.

Ken Salazar, durante su primera conferencia luego de la victoria del republicano Donald Trump en las presidenciales estadounidenses, culpó de manera directa a México por las deficiencias que, a su juicio, aún poseen las operaciones contra el narcotráfico dentro y fuera de la frontera.

“La pausa en los esfuerzos operativos, de inversión de Estados Unidos comenzó como en febrero de este año, yo no entiendo bien por qué”, señaló el enviado de la Casa Blanca, luego de que se arrestara a Ovidio Guzmán, “El Chapito”.

“Si se va a lograr la seguridad de México y del pueblo de México tiene que haber una seguridad conjunta como socios, que ha sido el paradigma de nosotros desde que yo llegué”, aseguró.

En pose injerencista y grosera, añadió que la política de “Abrazos y no Balazos”, conducida por López Obrador, no funcionó y que el Gobierno de México no reconoce la situación de inseguridad que afronta el país.

Cabe recordar que cuando inició la reforma judicial por la nueva presidenta Claudia Sheinbaum, Salazar realizó declaraciones calificándolo como una nueva pausa en la cooperación de seguridad.

Por parte de la administración de Sheinbaum, tales declaraciones fueron calificadas como injerencistas.

López Obrador implementó políticas de seguridad concebidas a partir de un enfoque de derechos humanos, con acento en atender las causas profundas de los hechos delictivos, como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades.

Durante su sexenio se pusieron en marcha numerosos programas sociales para atender a los sectores más humildes y vulnerables, así como generar empleos y otras oportunidades para los jóvenes y otros grupos poblacionales.

En cambio, el Gobierno neoliberal de Felipe Calderón (2006-2012), íntimo de las Administraciones estadounidenses, inició una guerra abierta contra el narcotráfico que incrementó la violencia e hizo al país más subordinado a los EE.UU.

La situación llegó a tal punto que las agencias de seguridad mexicanas permitían presuntas operaciones de agentes estadounidenses contra el narco dentro de México sin que el vecino del norte solicitara autorización para ingresar a este país.

López Obrador y Sheinbaum han subrayado que EE.UU. ha de atender el fenómeno del consumo de drogas y tomar cartas en la venta de armas de grueso calibre fabricadas en ese país a los grupos del narco. Estas son ingresadas ilegalmente a suelo mexicano y usadas para estos grupos criminales para cometer masacres.

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